Los horarios, los madrugones, los deberes, exigencias deportivas y las nuevas y serias responsabilidades respecto a sus estudios ejercen una presión extra en la vida del niño, que se siente agobiado por todas estas exigencias. Todas estas causar suelen ser las responsables de que el número de niños estresados aumente cada año.
El contraste que sufren tras las vacaciones escolares, en las que los niños viven relajados y duermen a pierna suelta sin horarios ni obligaciones llegan las responsabilidades, las prisas, ir siempre corriendo para no llegar tarde.
Es relativamente normal, pues, que se estresen.
Síntomas de los niños estresados.
Si quieres saber si tu hijo/a sufre estrés, plantéate los siguientes puntos y empieza a preocuparte cuando:
- Ya había superado sus problemas con el sueño y vuelve a tener pesadillas.
- Apenas come o se pasa el día picando.
- Le cuesta levantarse por la mañana.
- Se le escapa el pipí por la noche antes de un examen o una tarea importante.
- Llega a casa muy cansado después del cole.
- No tiene ganas de salir, sólo quiere estar en casa.
- Tarda horas en hacer los deberes y todo le parece muy difícil.