El embarazo puede condicionar una elevación de la presión sanguínea, ya sea en mujeres normotensas o en aquellas que han sufrido este tipo de problema antes de la gestación. La llamada hipertensión arterial gravídica o gestacional suele presentarse a finales del segundo trimestre y durante el tercero. Este proceso, si no se diagnostica y controla a tiempo, puede condicionar serios problemas en la salud materno-fetal, especialmente en el feliz desarrollo del embarazo.
La hipertensión o presión alta en el embarazo puede presentarse a finales del segundo trimestre y en el tercero, con riesgos serios para la salud materno-fetal.
A pesar de que se desconoce el mecanismo por el que a veces se elevan en este estado las cifras de presión sanguínea, es un hecho que en muchas embarazadas ocurre. En la mayoría de los casos esa elevación es poco significativa y la única prescripción facultativa es reducir al máximo la sal en la dieta (no sólo el uso del salero, sino también el consumo de alimentos ricos en este condimento por su composición o preparación), y tomarse la presión con la regularidad indicada por el médico.
A veces sucede el fenómeno que se conoce como hipertensión de bata blanca, que significa que las cifras de tensión aumentan por encima de los valores normales (90 de mínima y 140 de máxima) ante la presencia del profesional sanitario con bata banca. Este fenómeno, de carácter emocional, no debe ser infravalorado ni tampoco provocar alarmas innecesarias.
Lo realmente grave es cuando se confirma un diagnóstico de hipertensión gestacional, cuyas dos complicaciones más serias son la preeclampsia y la eclampsia. Esto se puede comprobar cuando además aparece edema generalizado (hinchazón por retención de líquidos) y aumento de proteinuria en orina (alteración de uno de los marcadores de la función renal).
El paso de la preeclampsia a la eclampsia, que es más grave, se puede producir en cualquier momento y éste se detecta si aparecen convulsiones en la madre. Este cuadro es más raro, requiere ingreso hospitalario y obliga a inducir el parto, según la semana de gestación, con el fin de preservar la vida de la madre y salvar al bebé.
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