En pocos años las cifras de adopción en Etiopía han experimentado un espectacular aumento. Lo mismo ha pasado en Vietnam, pues aunque todavía no se ha completado ninguna adopción desde España, les han llovido solicitudes desde otros países.
El aumento de solicitudes evidencia que nuestra sociedad se ha desprendido del mito de “los lazos de la sangre”. Muchas personas han entendido ya que lo que caracteriza a una familia no es un ADN compartido, sino las relaciones de amor, compromiso y cuidado mutuo que se dan en su seno.
Sin embargo, este incremento ha tenido también un efecto negativo. En estos momentos, las solicitudes de adopción de niños pequeños sin necesidades especiales es mucho más alto que el de huérfanos o pequeños que cumplen los requisitos para ser declarados adoptables. Cuando esto ocurre, surgen de forma inmediata desaprensivos que hacen su agosto satisfaciendo el exceso de demanda. El negocio es lucrativo, y no les importa pasar por encima de los derechos de las personas, ni engañar a las familias y a las administraciones.
Etiopía, Kazajstán y Vietnam son algunos de los países que han visto multiplicarse en los últimos años el número de niños que entregan en adopción internacional.
Si tu proyecto de adopción pasa por adoptar un niño sano menor de tres años en un país como Etiopía o Vietnam, es necesario mantener una actitud crítica y responsable. Los orfanatos de estos países no están llenos de bebés esperando que una familia se interese por ellos. En algunos casos, el proceso funciona a la inversa: no se busca una familia para un niño que la necesita, sino un hijo a unos occidentales que desean ser padres.
No des por bueno todo lo que te digan. Desconfía de quien te prometa una asignación en pocos meses y trata de contrastar la veracidad de la información sobre cómo tu futuro hijo llegó a ser declarado adoptable. La espera es larga y supone un gran desgaste emocional, pero nada comparado a descubrir que tu proceso de adopción no fue todo lo limpio que creías.
Si la ECAI que eliges es honesta y se toma su trabajo en serio, no les molestará en absoluto que preguntes y pidas el máximo de información para asegurarte de que tu adopción tiene todas las garantías. Como profesionales que trabajan en este ámbito, son perfectamente conscientes de que UNICEF ha alertado sobre cómo el desequilibrio entre solicitantes y menores adoptables está haciendo que en muchos países aumente la corrupción en torno a la adopción internacional. Si hacen su labor con la debida profesionalidad, no tendrán problema en explicarte cada paso del proceso ni adónde va cada euro que les entregas.