En los círculos profesionales se recomienda no empezar a competir profesionalmente hasta cumplidos los 14 años. Para evitar lesiones físicas y problemas psicológicos, al estar fuera del entorno familiar.
Es muy importante, además, dejar elegir al niño sus aficiones, ya que la motivación es uno de los factores más relevantes a la hora de dedicarse al deporte profesional.
Los atletas olímpicos se empiezan a preparar desde que son muy pequeños y la organización Save the Children ha realizado un estudio denunciado casos de utilización de los niños para ganar medallas. En la gimnasia rítmica, se obliga en algunos países a entrenar 20 horas diarias, y a estar por debajo del peso requerido por la constitución física de cada niña en unos 15 kilos, con los problemas psicológicos y los desordenes alimentarios que eso puede conllevar.
Ya lo decían los griegos “Mens sana, in corpore sano”, todos los extremos son malos, incluso en el deporte. Los niños han de poder conciliar su vida escolar, familiar y sus amigos con el deporte. La vocación deportiva se cocina a fuego lento y hay que darles tiempo a crecer y a madurar. Este verano que disfruten viendo las olimpiadas en China y que aprendan de sus ídolos deportivos.