Los padres de hoy en día quieren elegir, cómo, y cuando. Se congelan embriones seleccionados exclusivamente los genes del futuro bebé y posteriormente se venden a unos precios exorbitados en el país de los excesos, son los llamados bebés a la carta.
Pionero en avances médicos, Estados Unidos permite en su legislación este tipo de transacciones, igual que admite los vientres maternos de alquiler y elegir las características del futuro bebé a la carta. Empezamos por el color de la piel, el cabello o los ojos adecuados a la raza de los padres solicitantes, pero no solo eso, también podemos elegir su nivel intelectual y características atléticas o incluso el sexo.
La edad en la queremos ser padres ya no tiene fronteras, y nos acercamos a las madres primerizas que rozan la cincuentena y padres reincidentes cada vez mayores. Los deseos de los padres parecen cubiertos, pero ¿alguien se preocupa de los deseos o necesidades de los futuros hijos gestados en un entorno de laboratorio exento de todo vínculo afectivo?
¿Cómo les afectará a estos bebés a la carta tener unos padres que cronológicamente podrían ser sus abuelos?
El vínculo entre padres e hijos está cambiando significativamente, y los lazos que los unen también. Necesitamos cumplir nuestros deseos comprando un niño de laboratorio sin tener en cuenta la responsabilidad que supone criar y educar a un hijo. La sociedad de consumo esta barriendo peligrosamente los límites, y lo empieza a abarcar todo incluso lo que hasta ahora no se podía comprar.
¿Quién dijo que lo más importante de la vida no se puede comprar con dinero?
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Sencillamente esto es el inicio del fin del mundo, los hombres mutantes y ya veremos que sorpresas viviremos