Las Olimpiadas reúnen atletas de diferentes países. Lo mismo sucede con los mundiales de fútbol y los campeonatos internacionales de distintos deportes. Tu hijo puede preferir que ganen los españoles o los que nacieron en el mismo país que él.
Las competiciones deportivas pueden hacer que tu hijo se sienta en la necesidad de elegir entre el país en el que vive y el país en el que nació. Ver en familia las noticias sobre las Olimpiadas o la retransmisión de competiciones deportivas internacionales puede propiciar la ocasión de avanzar en la aceptación de su historia y su persona.
Para ayudarles a sentirse a gusto con lo que son, lo peor que podemos hacer es ponerles en la tesitura de tener que optar por uno u otro país.
Se puede también (y es bueno), apoyar y alegrarse con los triunfos de los dos. Ambos son parte de su historia, de su persona. Y, de alguna manera, son parte importante también de nuestra historia familiar.
Sentirnos “un poco de allí” y apoyar también a los deportistas del país donde nació, le ayuda a entender que también nosotros sentimos con su tierra de nacimiento una conexión especial. Cuanto más cariño sientas por el lugar dónde fuiste a buscar a tu hijo, más fácil le será sentirse a gusto consigo mismo.
Tanto si prefiere que ganen los españoles como si se decanta por los rusos, los chinos o los atletas de su país de origen, respeta su decisión. Si les forzamos a sentirse “españoles”, les estaremos transmitiendo sutilmente que hay una parte de sí mismos que no aceptamos. Si intentamos inclinar la balanza hacia el lugar de donde provienen, pueden recibir el mensaje de que nunca podrán ser miembros de pleno derecho de la sociedad a la que pertenecen.
En la aceptación de su historia y su persona, los niños y adolescentes adoptados pasan porfases donde se identifican más con un país o con otro. A veces no quieren ni oír hablar de sus orígenes, y otras tienden a identificarse (quizás demasiado) con las comunidades de latinos, africanos, asiáticos…
En principio, no deberíamos preocuparnos. Es normal y natural que, en su proceso de maduración y de construcción de sí mismos, haya etapas en las que un componente adquiera mayor peso. Sin embargo, si durante un tiempo largo tu hijo niega o reniega de una parte de sí mismo, puede que esté teniendo dificultades para aceptarse o parasentirse integrado y necesite de tu ayuda.