Hacer colecho significa compartir cama entre padres e hijos. ¿Es bueno dormir juntos?, sí. ¿Hasta qué edad?, hasta que los padres o el niño quiera. sí de claro.
El colecho o co-sleeping es practicado en muchas paises, como por ejemplo Estados Unidos, Japón y Finlandia. Afortunadamente cada vez tiene más adeptos en nuestro país. Es una vuelta a los orígenes, a las bases más biológicas de la paternidad. Compartir el calor humano, escuchar el latido del corazón paterno, acompasar el ritmo respiratorio y aprender a dormir son algunas de las ventajas que tiene el hecho de que el bebé duerma en la habitación de los padres durante los primeros meses de vida. Unos prefieren que duerma en la misma cama, otros en su cunita al lado de la cama de los padres.
El sueño de los bebés es todavía inmaduro desde el punto de vista neurológico y sólo pasa por dos fases: el sueño pasivo y el sueño activo. Conciliar el sueño es una de las batallas más difíciles para los padres. El proceso de aprendizaje no es sencillo y precisa de mucha paciencia y de la práctica de unos buenos hábitos de sueño:
Cómo llevar a cabo el colecho.
Para disfrutar de los beneficios del colecho hay que seguir algunos patrones de comportamiento por parte de los padres, que ayudarán a que el niño disfrute y se relaje:
- Mantener unos horarios constantes, sin demasiadas variaciones.
- Establecer una rutina en la que la secuencia de acciones realizada se mantenga invariable: bañera-cena-acostarse.
- Dieta somnífera: combinación de cereales y lácteos (papillas).
- Durante el día salir a tomar el sol, ya que es el que regula el ciclo circadiano de vigilia-sueño. La luz artificial engaña al cerebro y evita que se segreguen las hormonas responsables de la conciliación del sueño.
- Por la noche reproducir la ausencia de luz del exterior en casa.
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