La llegada de un nuevo hijo trastoca el funcionamiento del hogar. Grandes y pequeños tienen que adaptarse a la nueva situación. Para el bebé o niño, supone descubrir y amoldarse a un entorno completamente nuevo; para los padres, cambiar buena parte de sus rutinas y sus hábitos. Estos cambios, si no se gestionan correctamente, pueden desencadenar en la conocida crisis de pareja tras la llegada de un bebé.
Es normal que durante las primeras semanas o meses haya momentos en que te sientas desbordado y agotado. Convivir con un niño que reclama constantemente atención, que tiene problemas para conciliar el sueño o que recorre la casa toqueteándolo todo puede dejar exhausto al más pintado.
Si estáis atravesando la crisis de pareja tras la llegada de bebé, las siguientes recomendaciones pueden ayudarte a mantener la salud de la relación:
La adaptación a la llegada de un bebé suele generar cierto estrés y mucho cansancio, desencadenando muchas veces en una crisis de pareja. Te damos algunas recomendaciones para que tu relación de pareja no se resienta.
– Contra el estrés, elige tus prioridades. No pasa nada porque durante unas semanas tu casa no esté todo lo ordenada que te gustaría, o porque no tengas tiempo de atender como sueles a tus amigos. Concentra tus energías en lo básico y, si podéis, contratad ayuda para la plancha, la limpieza de la casa, etc.
– Planificad juntos las rutinas diarias. Hacerse con el tranquillo de la vida con hijos lleva su tiempo. Pactar el reparto de responsabilidades y revisar los acuerdos tantas veces como sea necesario hasta que funcionen.
– Mantened el sentido del humor. La llegada de un nuevo miembro a la familia, como todo cambio importante, puede ser una fuente de estrés. No pierdas la calma y recuerda que el humor es un excelente aliado para relajar las tensiones.
– Buscad espacios para la pareja: una copita de vino cuando los niños ya están dormidos, una salida semanal o quincenal en la que los niños se queden a cargo de algún familiar o amigo con el que se sientan seguros, etc. Los niños absorben mucho, necesitáis momentos sólo para vosotros en los que tener conversaciones “de adultos”, interesarse por cómo se siente el otro, darse un masaje, etc.
– Y, sobre todo, no perdáis la calma y mantened la perspectiva. Puede que haya días o semanas en que todo te parezca muy difícil, pero puedes estar seguro que las cosas irán mejorando semana a semana. Apoyaos el uno al otro en los momentos de bajón: la primera adaptación es una etapa intensa, llena de momentos mágicos pero también de imprevistos y situaciones difíciles que uno debe aprender a manejar. Todos necesitáis tiempo y comprensión para habituaros a funcionar como una familia. Después de un día difícil, piensa que mañana vendrá otro en el que las cosas saldrán mejor.
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